Lector LXXXI
Figura inspirada en la cita de Anna Quindlen “Los libros son el avión, el tren, el camino. Son el destino y el viaje. Son el hogar.” es una hermosa metáfora sobre el poder transformador y acogedor de la lectura. Al desarrollarla, podemos explorar varias dimensiones de lo que significa leer.
Cuando Quindlen dice que “los libros son el avión, el tren, el camino”, está señalando que la lectura es un medio de transporte simbólico que nos permite viajar sin movernos físicamente. Cada libro nos lleva a diferentes lugares, épocas y realidades: podemos recorrer mundos imaginarios, culturas lejanas o incluso explorar las profundidades del alma humana. Así, el libro se convierte en vehículo de exploración y descubrimiento, tan potente como cualquier medio de transporte real.
Luego, al afirmar que “son el destino y el viaje”, la autora sugiere que la lectura no solo es un medio, sino también un fin en sí misma. Disfrutamos tanto del proceso (el recorrido por las páginas, la evolución de los personajes, las emociones que se despiertan) como del resultado final: el aprendizaje, la reflexión o la transformación personal que un buen libro deja en nosotros. Leer es, por tanto, una experiencia completa que une el movimiento y la llegada, el trayecto y la meta.
Finalmente, “son el hogar” expresa el carácter íntimo y reconfortante de los libros. En ellos encontramos refugio, comprensión y compañía. Cada lector tiene libros que siente como parte de su identidad, obras a las que siempre puede volver para sentirse en casa. Los libros no solo nos transportan lejos, sino que también nos anclan, nos dan pertenencia y nos recuerdan quiénes somos.
En conjunto, la cita de Quindlen celebra la lectura como una experiencia total: viajar, descubrir, aprender, sentirse acompañado y, en última instancia, volver al hogar interior que se construye entre las páginas de los libros.






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